sábado, 29 de septiembre de 2012

Sanando.

Anoche, mientras oraba, viniste a mi mente. Le pedí perdón a Papá por el daño que te hice. Por la manera en que me comporté tanto tiempo... Por haber sido piedra de tropiezo para ti, uno de sus pequeños. Clamé por misericordia. Le pedí paz. Derramé lágrimas en Sus brazos y Él las secó. Le entregué mi dolor y mi culpa. Lo hice, de verdad. Y Él lo tomó.

Hoy al despertar me sentí tan distinta...

No hay comentarios: