sábado, 14 de junio de 2014

Carta abierta a la ansiedad.

Me gustaría poder recuperar todo lo que me has quitado. Cada noche que he pasado en vela porque decides aparecer de la nada.
Cada risa que me has robado.
Cada amistad que has arruinado.
Cada sueño que me has arrebatado y hecho pedazos.
Cada día en que el simple hecho de respirar requiere el más grande de los esfuerzos.
Cada oportunidad con él que has arruinado para mi.

Pero sé que no puedo. Que no hay vuelta atrás. Que no queda más que seguir luchando y confiando en el Todopoderoso.
Y, ¿adivina qué? 
Querida ansiedad, mi Dios es más grande que tú. 

No hay comentarios: