No te asustes, todo está bien. No ha cambiado tanto, la única diferencia es que ahora brilla. Resplandece.
Si andas por la vida en blanco y negro te pierdes de muchas cosas. Son los momentos bañados de color los que realmente importan, esos en que una simple mirada te deslumbra, en que la adrenalina llega a brillar. En que te conviertes en una versión más pintoresca de lo que creíste ser. Y en que todos y cada uno de los pequeños detalles que te rodean, brillan por sí solos.
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